jueves, 28 de junio de 2018

CAPILLA SCROVEGNI. Giotto. Padua

La capilla Scrovegni o Capilla de la Arena en Padua alberga en su interior uno de los más afamados conjuntos murales de toda la historia del arte. 
Pocos frescos (quizás la Última Cena de Leonardo da Vinci) han sido tan estudiados y admirados por los expertos en Historia del Arte como los que han sido atribuidos a Giotto di Bondone en este pequeño espacio en pleno Trecento Italiano.
El edificio fue encargado por Enrico Scrovegni y está dedicada a Santa María de la Caridad; Enrico era un hombre piadoso que trató de purgar la avaricia de su padre con este pequeño templo que a la vez serviría como capilla funeraria para su familia. Las obras comenzaron en 1303 y dos años después, en 1305, ya habían terminado. La capilla debía de conectar por uno de sus laterales con el palacio de la familia el cual hoy ha desaparecido completamente. 
El edificio está construido en ladrillo de cara vista y piedra blanca mostrando una alternancia de colores. El acceso se realiza a través de una amplia arcada de medio punto construida en piedra y da paso al interior de la edificación que poco tiene que ver con la simplicidad de las formas exteriores.
El interior está configurado como un templo de una sola nave con cubierta de bóveda de cañón de medio punto. Los muros del templo se han decorado a través de la técnica del fresco con treinta y seis escenas que presentan un elaborado programa iconográfico; además el artista realizó múltiples grisallas y trampantojos con los que separar las diversas escenas.
Aparecen cuatro registros de frescos superpuestos: Los treinta y seis recuadros con escenas narrativas deben leerse desde la izquierda hasta la derecha y de arriba hacia abajo. La iconografía está tomada del Nuevo Testamento pero en ella también se observan representaciones extraídas de los Evangelios Apócrifos.
            El ciclo comienza con escenas de los padres de la Virgen, Santa Ana y San Joaquín, a continuación se relatan hechos de la infancia de la Virgen y por último la vida de Jesús. El ciclo culmina con la representación en la pared de los pies el Juicio Final. En la zona inferior se han representado mármoles y grisallas además de las virtudes teologales y los pecados capitales. 
Las Virtudes culminan en la zona del Juicio Final correspondientes a los salvados mientras que los Vicios lo hacen con los condenados, así el mensaje es claro y conciso: las virtudes llevan a la Salvación y los pecados a la condenación eterna.
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Nacimiento de Jesus

Presentación Jesus en el templo

Entrada de Jesus en Jerusalén

Traición de Judas

Ascensión la Virgen a los cielos

Descendimiento de Jesus de la cruz

domingo, 17 de junio de 2018

EXTASIS DE SANTA TERESA. G. Lorenzo Bernini. 1652

La obra más emblemática de Bernini como escultor es la capilla Cornaro en Santa Maria della Vittoria (1647-1652), encargo del cardenal Federico Cornaro. Bernini “el fue el primero en emprender la unificación de la arquitectura, pintura y escultura de modo que juntas forman un todo magnífico" (Baldinucci). Así evidenciaba el biógrafo de Bernini la revolucionaria conquista del artista y su concepción puramente visual de la interrelación entre las artes. En esta capilla, Bernini supo dar vida al espectáculo total, creando un cuadro teatral fijo en el que se transpone la celda conventual de Santa Teresa en el momento en que, sufriendo una mística experiencia, disfruta de la unión extática suprema con Cristo. 
De esa visión, entre sobrenatural y humana, el observador es testigo gracias a que el convexo edículo arquitectónico, de ricos mármoles polícromos y cálido bronce dorado, sobre el altar es un bambalinón que reduce la embocadura del escenario; el grupo escultórico del Éxtasis de Santa Teresa son los actores que, en medio de la interpretación, permanecen quietos durante unos momentos sobre la escena; la luz natural procedente de un transparente, que se materializa en un haz de rayos dorados que envuelve a los personajes, suspendidos en medio del aire sobre un cúmulo de nubes, es la gloria o tramoya que posibilita el vuelo entre los focos de luz indirecta de la iluminación escénica; el fresco de El Paraíso pintado por G. Abbatini, invadiendo la estructura arquitectónica, es el decorado escenográfico; los miembros de la familia Cornaro asomados a unos balcones laterales, genial transformación de las tradicionales tumbas parietales, son los palcos proscenios del teatro, el mismo en el que, sin proponérselo, el observador se ha colgado sin pagar entrada. 
El grupo  es en sí mismo una de las más exquisitas esculturas de la historia del arte, insuperable en su interpretación del éxtasis como turbamiento espiritual y sensual a un tiempo, pero también por su alto virtuosismo técnico. Las palabras con las que la Santa describe su experiencia en el "Libro de su vida" encuentran en Bernini al más extraordinario de los traductores por su rara capacidad de fundir tensión espiritual y carga emotiva y sensual, los componentes básicos de la religiosidad barroca, gracias a un conocimiento exhaustivo de las posibilidades expresivas de los materiales y a un dominio insólito de los procedimientos

Extasis de santa Teresa
Detalle del ángel

Detalle santa Teresa

Conjunto

Detalle