LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Giotto di Bandone c. 1302-05
Capilla de los Scrovegni. PADUA
Cuando el ángel anunció a María el misterio de la Encarnación, le dijo
también que su pariente Isabel había concebido un hijo en su vejez, y ya estaba
de seis meses aquella a quien llamaban estéril. Poco después, María se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá, Ain Karim, seis
kilómetros al oeste de Jerusalén y a tres o cuatro días de viaje desde Nazaret.
Llegada a su destino, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió
que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno,
e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita
tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la
madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu
saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se
cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”
El saludo profético y la bienaventuranza de Isabel despertaron en María un
eco, cuya expresión exterior es el himno que pronunció a continuación, el
Magníficat, canto de alabanza a Dios por el favor que le había concedido a
ella y, por medio de ella, a todo Israel. María, en efecto, dijo: «Proclama mi
alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque
ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación...»
El evangelista San Lucas no nos ha dejado más detalles de la visita de la
Virgen a su prima Isabel, simplemente añade que María permaneció con ella unos
tres meses, y se volvió a su casa de Nazaret.
En la pared del arco que daba acceso al coro de la capilla Scrovegni, en
Padua, y en su parte superior, Giotto da forma a esta Visitación. El registro
superior estaba dedicado a episodios de la vida de la Virgen y de la historia
de sus padres, San Joaquín y Santa Ana. En esta representación se narra el
encuentro que tuvo lugar entre las primas Isabel y María, enterada esta última
de que también estaba embarazada. El centro compositivo lo forma el emotivo
momento en que se encuentran y abrazan las dos protagonistas. Giotto vuelve a
figurar una edificación donde transcurre el relato. Ahora ha representado un
pórtico de líneas muy estilizadas, decorado con relieves de carácter clásico en
su fachada. El edificio no ocupa el primer plano de la composición, sino que se
sitúa al fondo, y transversal al motivo narrado: su función es simplemente la
de un escenario. Siguiendo esta diagonal, nos damos cuenta de las reducidas
posibilidades que aquí muestra la arquitectura, ya que el eje compositivo,
figurado en el centro, es el abrazo de la Virgen y Santa Isabel, ambas
encintas. Se completa la composición con las acompañantes de ambas: a la
derecha, la sirvienta de Isabel que sale de la casa; a la izquierda, las dos
mujeres que acompañan a María en la visita. Giotto vuelve a dar especial
importancia a las actitudes de los personajes.
Giotto di Bondone. (1267-1337)
Arquitecto y pintor italiano. Fue el primer creador
italiano en superar las tendencias bizantinas de la pintura de su tiempo y
explorar unas orientaciones que acabaron por desembocar en la gran revolución
artística del Renacimiento.
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