Los
cuadros de las grandes batallas fueron prácticamente un invento del
Renacimiento. Pero hubo interesantes diferencias en la manera de tratarlas.
Algunas
veces están pintadas con todo el realismo, por ejemplo en los dos cuadros de la
Batalla de Isos de Alejandro Magno de
Altdorfer (1) y de Bruegel (2); otras veces están reducidas a imponentes
ceremonias de matanzas, como la Derrota
de Cosroes, de Piero della Francesca (3)y la Batalla de san Romano de Paolo Ucello (4).
Curiosamente
a algunas de las más distantes y legendarias batallas se le da un tratamiento
realista y las contemporáneas se tratan ritualistamente.
San Romano fue una pequeña refriega
entre los sienes y los florentinos en 1432 glorificada por Paolo Ucello (4) en
tres grandes tablas que casi la hacen parecer un torneo.
Cascina fue una victoria similarmente
menor entre Florencia y Pisa en 1364, celebrada en frescos de Miguel Ángel (5),
el autor recoge el momento antes de la batalla cuando los soldados fueron
sorprendidos mientras se bañaban.
La toma de Parma de Tintoretto (6), la batalla de Lepanto (7) y la batalla de Orsha (8) fueron
acciones militares importantes que afectaron a la historia de Europa.
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