En este cuadro inacabado Fortuny pinta a sus dos
hijos, Mariano y María Luisa, sobre un gran diván de Villa Arata en Portici,
residencia de verano del artista y su familia junto a la ciudad de Nápoles.
Fortuny también se sintió atraído por la temática
oriental desde el punto de vista decorativo. Buena muestra de ello es esta
espléndida pintura.
Los hijos del pintor en un salón japonés es sin duda el cuadro que mejor proclama la intención del pintor de dejar
el lenguaje artístico que le había llevado a la fama internacional, a una vida
acomodada y sin ningún tipo de preocupación.
Su afición por lo cotidiano le hizo representar
la escena como si el espectador estuviera presente. Si bien en otras obras de
Fortuny los elementos decorativos de influencia japonesa tenían una función
puramente secundaria, de telón de fondo, en esta ocasión se puede decir que se
convierten en los protagonistas de la composición, mucho más que los hijos del
artista, Mariano y María Luisa. Se trata de una pintura en la que el pintor
quiso realizar un ejercicio compositivo y cromático, sin ningún tipo de concesión
al argumento.
A los pocos meses de pintar este cuadro moría
Mariano Fortuny en Roma, con el reconocimiento general de la crítica. Como en
otros casos de grandes genios que ven su vida truncada antes de llegar a los
cuarenta años, nos preguntamos hasta donde podría haber llegado el maestro
catalán. A pesar de su origen modesto pudo estudiar en París y Roma las
tendencias más vanguardistas de la pintura europea que siempre supo apreciar
con agudeza. A modo de contrapunto viajó en varias ocasiones a Marruecos donde
se sumergió en una cultura diferente a la europea. El orientalismo, el
realismo, el impresionismo e incluso el modernismo se abren paso en un arte
sumamente personal. Vio cómo los marchantes y coleccionistas se disputaban su
obra. Y además emparentó con el maestro Federico Madrazo, hombre muy influyente
de la alta sociedad madrileña. Seguramente ningún artista de la época pudo
disfrutar de una vida tan dinámica e interesante como la suya, y desde luego
jamás gozaría de un éxito tan arrebatador como solo él mismo conoció.
Hijos del pintor |
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