jueves, 28 de marzo de 2013

El doctor

El Doctor (1891). Samuel Luke Fildes
La obra encargada debía tener como fondo un tema social que reflejara, a los ojos de la adinerada sociedad británica de fines del siglo XIX, las duras condiciones de vida que habían padecido los sectores de la población más desfavorecidos y que con su sufrimiento y su trabajo extenuante habían contribuido a que Gran Bretaña estuviese a la cabeza del mundo.
Una vivencia personal del pintor le sirvió de inspiración. Lukes Fildes había pasado por el doloroso trance de ver sufrir a su hijo una enfermedad para laque el doctor Gustavus Murray, asistente del niño, no encontró solución, falleciendo, finalmente, el día de Navidad.
El doctor es el recuerdo de esta experiencia trasladada al lienzo y adaptada al contexto social requerido. La escena presenta una estancia pequeña, la única dependencia de la vivienda, con la sala transformada momentáneamente, buscando un espacio para acomodar a la niña enferma a la que se ha instalado en un improvisado lecho. La escasa luz natural que entra en la habitación, lo hace por un ventanuco en el ángulo superior derecho y nos permite vislumbrar esa estancia y los enseres con los que cuenta. La altura es poca. A ello, contribuyen las vigas de madera descubiertas, de las que cuelgan varios objetos. Las paredes están desnudas, tan sólo un grabado enmarcado viste la pared del fondo. Los restos de humedad, en el marco de la ventana, son evidentes. La ropa tendida de un lado a otro. Los haces de leña apilados debajo de la mesa.
El pavimento no tiene más cobertura que una pequeña estera que no alcanza a todo el suelo que está sin barrer,... el mobiliario pobre y de distinta procedencia. Hay varias sillas y ninguna es igual. El artesanal banco de madera, junto a la cabecita de la niña, sirve de apoyo a la jofaina de barro, la jarra de loza y el paño que, en cualquier momento, pueden ser requeridos para aliviar a la enferma. Es como si todo lo disponible en la vivienda se hubiera puesto al servicio de ese ser indefenso y las tareas cotidianas se hubieran interrumpido ante la enfermedad. 
La sensación de poco espacio se acentúa al ocuparlas dos sillas, sobre las que reposa el cuerpo dela niña y que hacen de lecho, el centro de la composición. La débil luz natural ha obligado al médico a reorientar la pantalla del quinqué para poder apreciar el más leve indicio de cambio en el rostro exangüe de la enfermita, que parece hundirse en el gran almohadón. Su brazo izquierdo cae inerte, mientras el otro está doblado sobre los paños que la cubren .Este primer plano se completa con la figura del médico, que sentado y representado en tres cuartos mira expectante a la niña. Una diagonal une la mirada del pensativo galeno con el rostro de la criatura. La gama cálida tanto de las telas que tapan a la niña como de la levita del doctor nos aproximan la escena. En un segundo plano, los padres de la enferma. Los rasgos de él, están esbozados. Es una persona anónima ante un dolor universal. Su mirada está pendiente del doctor, depositario de la ciencia y portador de la esperanza. La madre, sin embargo, parece abatida, oculta el rostro, mientras junta sus manos en actitud implorante y el cabeza de familia trata de consolarla apoyándole su mano en el hombro .Los dos planos, a pesar de la separación marcada por los respaldos de las sillas, están relacionados por la serie de diagonales que se establecen entre los protagonistas de la escena: la mirada del padre hacia el doctor y la de éste hacia el rostro de la niña. El contraste entre el porte del médico, impecablemente vestido, y la humildad y el desorden de la habitación es evidente. Con esta composición Fildes satisfacía, por un lado, el encargo de Henry Tate de completar la sección de pintura realista de su colección y, por otro, rendía tributo a su abuela, que le había hablado de las generaciones de obreros ingleses que habían pasado tantas penalidades y miserias desde el inicio de la revolución industrial. Esta pintura es un clásico de la ilustración médica y ha sido reproducida en numerosas ocasiones. En el año 1947, la Oficina Postal de Estados Unidos la estampó en un sello para conmemorar el centenario de la American Medical Association.


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