En un célebre y conocido texto de la escritora
Marguerite Yourcenar contraponía los estudios de los negros de Rubens, vestidos
con lujosos trajes de la época barroca, manifestando a la vez la fuerza y la
seguridad de existir, a los bosquejados por Rembrant: “hombres que han conocido
los golpes y las fiebres.
Sin
embargo ¿acaso en este bocetos que sin duda Rubens usaría después para pintar
al rey negro en una de sus muchas adoraciones, no hay una indecible vivacidad
que sólo puede ser comprendida si entendemos como instantáneos apuntes al
natural y que, a su vez, muestra a este anónimo hombre en su más desnuda y
bella dignidad?
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