El lienzo fue encargado por la congregación del Pío
Monte della Misericordia, institución fundada en 1601 por siete jóvenes nobles
napolitanos con fines caritativos, cuya sede se encontraba en el Hospital de
los Incurables, para adornar el altar mayor de la iglesia de dicha corporación,
y fue sin duda el encargo público más importante que recibió Caravaggio durante
su estancia en Nápoles.
Las
obras de misericordia corporales que completan las espirituales son enumeradas
por Cristo en el evangelio de san Mateo (25, 34-36): “ Benditos de mi padre,
tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber,
peregriné y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, preso y vinisteis a
verme”.
A
ellas se unía, según la tradición medieval el entierro de los muertos.
Caravaggio demostró una
vez más su sabiduría compositiva al enlazar perfectamente el grupo de
personajes que aluden a cada una de las obras de misericordia en un espacio reducido,
y al conjugar la aparición milagrosa de Nuestra Señora de la Misericordia y el
niño y dos ángeles en la parte superior con los fragmentos de vida callejera
que se desarrollan debajo. La pintura marcó un punto de inflexión en la pintura
napolitana.
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